Fracturas de muñeca

Las fracturas de muñeca o de radio distal son fracturas frecuentes, pues suponen entre un 10 y un 25 % de todas las fracturas. Son frecuentes entre las mujeres de 60 -70 años, como consecuencia de la osteoporosis y una pequeña caída. Sin embargo, existe otro grupo de pacientes en los que las fracturas se producen como consecuencia de traumatismos de alta energía (deportivos, tráficos, laborales etc.)

En ambos casos, la deformidad evidente de la muñeca y el dolor intenso son los síntomas predominantes. El diagnóstico se completa con radiografías y en muchas ocasiones, con el uso de un TAC.

 

TRATAMIENTOS

Respecto al tratamiento, puede optarse por el tratamiento conservador (escayola durante unas 6 semanas) o por la cirugía . La decisión de uno u otro tratamiento depende de múltiples factores, como la edad, la actividad del paciente, el grado de deformidad inicial, los criterios de inestabilidad y las lesiones asociadas. No siempre es una decisión fácil y necesita de conocimientos y experiencia por parte del traumatólogo y de una decisión conjunta entre el médico y el paciente, explicando opciones y comentando pros y contras de ambos tratamientos.

En caso de llevar a cabo un tratamiento conservador, las escayolas deben ser colocadas cuidadosamente para no apretar en exceso los dedos y deben realizarse controles periódicos mediante radiografías.

 

CIRUGÍA

Respecto a la cirugía, no hay que infravalorarla o pensar que es una técnica sencilla pues , con frecuencia, pequeños detalles pueden influir decisivamente en el resultado final. Así por ejemplo, el uso de la artroscopia nos proporciona una gran ayuda al permitir comprobar la calidad de la reducción ósea y valorar las lesiones ligamentosas asociadas.

Tradicionalmente, se decía que una fractura de muñeca con mal resultado, incluso con deformidad evidente, era bien tolerada por el paciente; no es eso, lo que vemos en la actualidad: los pacientes de hoy en día quieren y necesitan unas manos útiles y funcionantes con normalidad. Sin duda, la elección del tratamiento correcto y la realización del mismo de forma exigente y exquisita pueden minimizar estas secuelas.